* Schein, a quien puede considerarse el padre del concepto, sostiene que los líderes pueden cambiar la cultura : “Quizás lo único realmente importante que hacen los líderes es crear y conducir la cultura de sus compañías y su único talento lo constituya su habilidad para trabajar con la cultura”.
* Drucker, por el contrario, no cree que los líderes puedan cambiar la cultura; sólo pueden cambiar algunos hábitos profundamente arraigados en sus organizaciones. “Lo primero que hay que hacer para cambiar los hábitos es definir qué resultados son necesarios. El siguiente paso y el más importante es preguntarse ¿en dónde ya estamos haciendo esto dentro de nuestro propio sistema? Se verá que los resultados deseados no se obtendrán haciendo algo diferente, sino haciendo sistemáticamente algo que todos saben que tiene que hacerse, algo que siempre ha sido pregonado, pero que sólo en pocas ocasiones se ha puesto en práctica. El último paso es que la alta gerencia se asegure la práctica del comportamiento eficaz que deriva de la propia cultura de la organización.”