“Una buena exploración del entorno alerta a la organización sobre tendencias o acontecimientos críticos antes de que los cambios hayan desarrollado un patrón discernible y antes de que los competidores los reconozcan; de lo contrario, la empresa puede verse forzada a adoptar una postura reactiva en lugar de proactiva” (Dess y Lumpkin, 2003).
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Frente a la visión tradicional de la gestión empresarial, actualmente surge la necesidad de introducir productos, procesos y servicios innovadores de manera planificada, para alcanzar una ventaja competitiva a través de la tecnología. Ello implica que las empresas:
Sabido es que la innovación resulta ser una actividad riesgo: sus resultados no son siempre los esperados, y los que han prosperado en la vieja situación (Maquiavelo dixit) esperan agazapados su ocasión para reivindicar el Antiguo Regimen. Sin embargo, en muchas ocasiones puede hacerse de la necesidad virtud, y resultados diferentes de los inicialmente planteados pueden ser auténticos éxitos de crítica y público. El ejemplo más recurrente en este sentido es el del fármaco Viagra. Inicialmente concebido como un medicamento contra la angina de pecho, cuando la farmaceútica Pfizer confirmó su inutilidad frente a tal enfermedad e iba a retirarla de la circulación, se encontró con la férrea oposición de buena parte de los pacientes que la estaban probando....desde entonces, más de 30 millones de hombres han recurrido a sus servicios.... Comenzaron los noventa y la fiebre por la "calidad" explotó en el tejido empresarial: todo el mundo quería tener, su Manual, sus cientos de procedimientos, sus miles de instrucciones...qué bonitos los "registros". Finalizaron los noventa y todo el mundo querías rer respetuoso con el medioambiente: básicamente porque las empresas exportaban a países nórdicos, "más civilizados", y allí no había otra opción que llegar con el cartón de nuestra ISO 14000 por delante. Comenzaron los 2000 y llegó el momento de la Responsabilidad Social Corporativa: cómo no repercutir en la sociedad parte de la pasta que se estaba ganando... A mitad de la década, el tema se jodió, y algún proceloso gurú postuló que lo que se debía estilar "para diferenciarse" era la innovación. Desde entonces, miles de "seguidores" difunden - difundimos- a los cuatro vientos la necesidad de la misma. Hoy, febrero de 2013, me da la espina que esto de la innovación también tiene fecha de caducidad. La pregunta es pues:y después de la innovación, ¿qué? La respuesta a esta pregunta sí que será, a mi juicio, innovadora. Estupefacto me encuentro. Resulta que, en uno de esos mercadillos que tanto abundan últimamente, tuve la oportunidad de comprar por un par de eurillos un clásico del management: En busca de la excelencia, de Peters y Waterman (1982). El motivo de mi estupefacción ha sido descubrir en este ensayo !un montón! de los conceptos de gestión que varios gurús del ciberespacio difunden a los cuatro vientos treinta años después como sus grandes aportaciones a esta prolija ciencia. El truco: cambiar el nombre de las cosas, media docena de comas o, como mucho, añadirle un Lean como nombre de pila. En resumen, toca volver a las "fuentes originales" (y entrecomillo originales porque Peters y Waterman no hacen sino recopilar modelos de Levitt, Ansoff o Chandler, pero citándolos...) . PD: Los entusiastas de Peters tenéis cientos de diapos en 23 presentaciones de descarga gratuita en su página http://excellencenow.com/ |
AutorExplorador, dinamizador de negocios, gestor de equipos y profesor por vocación Archivos
Marzo 2017
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