- Destacar los riesgos de la situación actual, convenciendo a la organización de que el cambio es posible y deseable.
- Proveer un nuevo y claro modelo de roles.
- Colocar en los puestos claves a personas que asuman y potencien el cambio.
- Recompensar las actitudes orientadas en la nueva dirección y penalizar las guiadas por el esquema anterior.
- Destruir” símbolos, leyendas, mitos,...de la anterior cultura.
En mi opinión, la complejidad de este cambio pasa por un plan perfectamente sincronizado, pilotado por alguien realmente avezado en estas lides, con perfil más de experto en psicología social que de director general al uso. Pero lo que no me cabe duda es de que, en determinadas situaciones, o se adoptan este tipo de giros radicales o un final traumático está asegurado.
PD: Para saber más, consultad el artículo de E. Schein titulado “Organizational culture”, de la revista American Psychologist ( Febrero 1990 ).